Como un llamado de los valles interandinos, un sonoro eco emerge al tronar la wakawaqra, un instrumento andino ejecutado por seleccionados y hábiles comuneros de las provincias andinas de la región Apurímac.

En las alturas del sector Umaccuro, comunidad de San Juan de Llacjua, distrito de Haquira, vive Purificación Oviedo, de 54 años de edad. Al llegar hasta dicho lugar, dimos con su paradero: tenía el rostro marcado por la experiencia de los años de trabajo, pero con una vitalidad sin igual. Mientras pasteaba sus animales, escuchaba Surphuy en una radio portátil que colgaba de su hombro. Purificación es uno de los pocos ejecutores del wakawaqra en la región. Él y sus hermanos aprendieron de su padre, nos comentó.

Purificación es buscado por las bandas de música para animar las fiestas costumbristas y patronales. Para producir el sonido particular de la wakawaqra, se requiere gran capacidad pulmonar, pues se tiene que almacenar el oxígeno en los pulmones y eliminarlo en la boquilla de la trompeta natural, que carece de orificios o claves. El resultado es un agradable sonido místico-andino.

La wakawaqra, está hecha en base a fragmentos de cuernos de ganado vacuno sobrepuestos y unidos con brea y amarrados con el pellejo del mismo animal. Incluye 25 trozos, que pueden formar entre dos o tres círculos, dependiendo del fabricante y el ejecutante.